IMPORTANTE

LE ASEGURAMOS QUE NO VENDEMOS PRODUCTOS O SERVICIOS Y NUNCA LE PEDIREMOS OFRENDA ALGUNA. AQUI SE HABLA DE LA PALABRA DE DIOS. DE GRACIA FUE RECIBIDA Y DE GRACIA SE LA OFRECEMOS A USTED.

ESPEJISMOS EN LA CARRETERA


Aurelio Nicolella.

Cuantas veces el lector de estas líneas se ha encontrado conduciendo su automóvil por la carretera y a podido ver en el horizonte los que se llama “espejismo o charco de agua”, esa ilusión óptica de liquido, que a manera que nos vamos acercando más se va alejando, convirtiéndose en algo inalcanzable.
Es lo que a veces nos ocurre a nosotros los cristianos, nos desviamos de la carretera que nos lleva a la felicidad en donde todo se encuentra debidamente señalizado y organizado, para comenzar a transitar otra carretera que pensamos que nos traerá prosperidad, satisfacción personal, éxitos, superioridad y otras tantas obtenciones mundanas, creyendo que nuestro ego será satisfecho y seremos personas llenas de plenitud, sobresalientes entre nuestros hermanos.
Pero sucede lo del charco de la carretera, cuando ya creemos que estas por llegar y alcanzarlo, se nos presenta distante y otra vez a correr por la carretera esperando llegar y tocarlo, son caminos engañosos, así es la vida de ciertas personas, corren en busca de una meta, una meta que es inalcanzable y lo triste es que se le va la vida en ello, pierden tiempo, viven traicionados creyendo estar en la ruta correcta.
Lógico a veces esa carretera engañosa es una vía cómoda para ciertas personas, no es necesario realizar sacrificios extremos, es estar en el mundo con todo lo que el nos da, desde lujuria hasta vanas satisfacciones. Es una actitud muy egoísta porque no se piensa más que en uno, dicha gente llega al extremo de la egolatría, ya no piensa en su prójimo sino que tampoco piensa en su alma, la deja a la deriva, ni siquiera la hace participe de sus decisiones.
En cambio la carretera que debe transitar el cristiano es como dijo Jesús: “...porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son las que la hallan” (Mt. 7.14), quién ha transito por una ruta estrecha, las que comúnmente se denominan de doble mano, habrán podido ver que se debe estar con todos los sentidos atentos al conducir, hay vehículos que vienen de frente, de atrás, de adelante, estará el que se quiere adelantarse, esto lleva a que estemos con los cinco sentidos despiertos mientras guiamos nuestro automóvil por dicha senda, atentos a las maniobras de los otros y de las que nosotros debemos hacer, sino podemos colacionar y se produciría un accidente.
Pues esta es la vida que debe transitar el cristiano, “camino angosto y atento siempre, pendiente de la actitud del prójimo”.
Pero el cristiano como en la vida del automovilista que transita por la ruta de doble mano cumpliendo con todas las señales de transito llegara al fin del camino; si cumple con las normas no tiene de que tener miedo y así es el cristiano, llegara al fin del camino a su destino, solamente debe cumplir con lo que Dios nos dio o sea su palabra, que es nuestra guía de tránsito y ser amable y considerado con su prójimo (que serían los otros conductores de la carretera).
También debemos saber que cuando transitamos en esa carretera que es nuestra vida estamos llevando un pasajero muy importante que es nuestra alma, depende del conductor -que somos nosotros- que llegue sana y salva al fin del recorrido. Ya en el evangelio se nos dice que esa ruta la hizo el Señor Jesús para que la transitemos libremente, Hebreos 10.19-20, “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario