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EL DINERO O EL CIELO

EL DINERO O EL CIELO

Por Aurelio Nicolella


Raymond Jack Scharf, es un asesor financiero, lo que se llama en inglés un “Financial planner”, de Beverly Hills, California, se dedica a aconsejar en donde invertir sus ganancias a los actores, productores, guionistas y directores que trabajan en “La Meca” del cine mundial.
El mismo se ufana en decir, en cuantas reuniones privadas es invitado, que lo mejor para las estrellas de Hollywood es invertir en diamantes, joyas, brillantes y oro, nunca en propiedades, nada de bienes raíces, nada que sea registrable, ni aún el Rolls Royce o la limosina con la que los “paparazzi” los fotografían, todo eso debe ser mejor arrendado que comprado.
Vaya sino le hacen caso al señor Scharf. Los personajes de Hollywood tienden a comprar todo lo que uno se puede llevar consigo, todo lo que no pueda ser rastreado, que no quede evidencia ni registro de su compra o pertenencia.
Se pensaría que lo hacen por miedo a la agencia de recaudación de impuestos del estado, con el fin de evadir sus obligaciones con el erario público, pero no es así, le escapan al miedo de compartir sus bienes con sus cónyuges, temor a los juicios de familia, al pago de costosísimos honorarios de abogados.
Hermana, hermano, gente con éxito, personas famosas, individuos reconocidos por todos, admirados, populares, pero huecos en su corazón, sin amor, ternura o cariño, piensan para si mismo y en si mismo y no saben que la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que se posee, sino en el amor que pueden dar a sus semejantes.
Es nato en el hombre aferrarse al dinero, creer que con ello tenemos seguro nuestro bienestar y nuestro futuro, con el dinero podemos comprar muchas cosas, compañía pero no el amor o la comprensión, el acceso a las mejores estudios y profesores, pero no sabiduría, el mejor sistema medico de salud, pero no la salud, podemos concurrir al mejor sicólogo del mundo pero ello no nos garantiza el remedio para nuestra mente, podemos obtener tranquilidad momentánea, pero no paz espiritual.
Entonces aquello de que el dinero no compra la felicidad pero da una sensación parecida no existe, el hombre no necesita sensaciones necesita, amor, puro amor, ese amor que se da sin pedir y que Jesús te da.
En el evangelio de Mateo 19 21-26, lo vemos a Jesús con el joven rico, vemos que Jesús sabía que el
hombre joven amaba su dinero más que cualquier otra cosa en el mundo, porque el hombre amaba a Dios, pero amaba ser rico aun más; así Cristo le dijo que vendiera todo lo que él tenía y diera su dinero a los pobres y le siguiera.
Cuándo el joven lo escucho, se entristeció, bajó su cabeza y sabía en lo profundo de su alma que en su vida no había lugar para que el primero fuera Dios.
Él no quería dar sus riquezas a los pobres y seguir a Jesús, desprenderse de sus bienes. El se fue bien triste porque no podía poner a Dios delante del dinero, el dinero era su dios.
Amigo, amiga, hay cosas que no podemos evitar, si amas el dinero porque crees que el te salvara de un futuro incierto al que estas condenado por ser tu naturaleza pecadora, estas en el camino errado, solo un camino hay y es la salvación que Jesús nos propone.
¿Que pones tú en tu vida primero?, ¿Haces como las estrellas de Hollywood?, cuidar tu patrimonio terrenal, o ¿Pones primero a Dios? para cuidar tu patrimonio celestial. De corazón espero que tu decisión sea la segunda.

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