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LA CALIDAD DE VIDA



Por Aurelio Nicolella.
Para María Guzmán Antocha, cristiana desde hacia quince años cuando recibió el mensaje de Jesús, estando embarazada de su hijo, pero abandonada por su novio que ni siquiera quiso reconocer a su vástago, se fue abriendo camino en su vida como pudo.
Así fue que siendo madre soltera trabajaba como empleada doméstica de tiempo completo para el matrimonio Brown, desde que ella llego a los Estados Unidos de America, hace diez años, procedente de su El Salvador natal, habiendo dejado a su hijo a cargo de sus padres, mandaba regularmente las remesas de dinero para su crianza y lo que sobraba era ahorrado por sus padres para terminar la casa de la familia, para cuando ella volviera al país.
El Señor Carlos Brown, una buena persona creyente, empresario de una cadena de comercios minoristas de alimentación en el estado de Montana, muy generoso con María y su situación familiar, siempre tenía una palabra de consuelo para ella.
Un tiempo después Carlos Brown, falleció, su esposa Helena Brown no encontraba consuelo, su matrimonio duro casi treinta años, aunque no tuvieron hijos.
María desde el primer momento estuvo al lado de su empleadora, ayudándole y dándole consuelo, hablándole de Jesús y la Biblia en su inglés enseñado a los ponchazos.
Ahora la situación de los negocios dejados por el señor Brown desde que comenzó su enfermedad habían venido en picada, situación esta que no era ignorada por nadie ni incluso por María.
Un día, semanas después, mientras María se encontraba limpiando la casa, al correr un mueble, cayo al piso un paquete, ella lo agarro, estaba escrito con la letra de Carlos Brown y percibiendo con su tacto que eran billetes corrió urgente a donde se encontraba su patrona Helena y le dijo “señora, señora, mire lo que encontré”, pensando ella que su triste patrona se pondría alegre por lo que encontró.
Pero María pudo comprobar que otra era la reacción de su patrona, la tildo de ladrona, que ahora corría riesgo su vida, puesto que ella sabia que tenia dinero, y otras tantas palabras denigrantes para ser dichas a cualquier ser humano; no obstante ello, llamo a la policía y denuncio a María, aunque la policía no creyó que María fuera una ladronzuela, como ella no tenía los papeles de residencia, ni el permiso para poder trabajar fue detenida igualmente, mandada a un centro de inmigrantes ilegales donde paso casi seis meses hasta que fue deportada a su país El Salvador.
La gran pregunta es si María Guzmán Antocha, fue la que mas perdió es esta historia, no creo, ella a lo sumo tuvo que sufrir, porque pensó que estaba haciendo algo bueno que podría alegrar a su patrona con la cual compartió junto a su esposo fallecido diez años de su vida.
La actitud de ella demuestra que tiene mejor calidad de vida, que su empleadora. La calidad de vida no la da el dinero, no la da una posición social, no la da tu vestimenta o con que automóvil te mueves, la da tu tranquilidad espiritual y esa paz que nace desde dentro de uno.
Aquí tenemos que recordar que el hombre es un ser tripartito, somos cuerpo, somos alma y somos espíritu, de ahí en adelante tenemos que pensar en la armonía de estas tres cosas, una de ella que falle hace que tambaleamos en la demás.
Las Sagradas Escrituras a través de Pablo nos dice que debemos mirar hacia Dios porque: “Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará”. 1 Tesalonicenses 5: 23-24.
Hermana, hermano, entonces escrito esta que esa paz y esa armonía nos la da solo Dios, a Él le cabe la tarea, ¿estas abierto a que Él venga a ti y entre en tu corazón, para convertirte?
Recuerda que el cuerpo es nuestra parte externa, la que se ve de nuestro ser, la parte mas visible pero en el alma se hallan los instintos, sentimientos y emociones de cada uno de nosotros como seres humanos. El alma es más sensible que el cuerpo, ya que está en un grado mucho mayor. El alma es la reguladora entre el espíritu y el cuerpo. El alma es la conciencia del hombre.
El Espíritu, en cambio sería la parte inmortal, inteligente, con capacidad de trascendencia. Convive un determinado tiempo con la otra parte, mortal, opaca y pesada, el cuerpo.
Los tres deben ser limpiados y entregados a Cristo, y que Cristo mismo debe capacitarnos para mantener los tres sin reprimenda hasta su regreso en gloria.
Cuanta buena calidad de vida tendríamos si comprendiéramos que nuestro cuerpo, alma y espíritu están dirigidos por Jesús.
Cuerpo, alma y espíritu, eso somos los cristianos eso debemos purificar, para alcanzar la gracia de Nuestro Señor Jesucristo. Es mi esperanza de que tú y yo lo alcancemos.

1 comentario:

  1. Claudia Marcela Viñas20 de febrero de 2010, 13:06

    Realmente me toco el alma, ya que comparto la mayoría de los párrafos publicados por Aurelio, es cierto la plata no hace ni la felicidad y la calidad de vida de un ser humano. Lo que muestra que somos en la vida, es lo que poseemos en nuestro interior, las cosas que nos inculcaron nuestros padres de pequeños, como por ejemplo ser libres de cuerpo, alma y espíritu, de esa manera uno demuestra los principios con los cuales se maneja en la vida.
    Si uno tiene Fe en Dios, no hay mas que hablar, ya que nuestro cuerpo, alma y espíritu, siempre serán libres para poder transmitirlos a otros que lo necesiten.
    Aurelio excelente tu publicación.-

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