IMPORTANTE

LE ASEGURAMOS QUE NO VENDEMOS PRODUCTOS O SERVICIOS Y NUNCA LE PEDIREMOS OFRENDA ALGUNA. AQUI SE HABLA DE LA PALABRA DE DIOS. DE GRACIA FUE RECIBIDA Y DE GRACIA SE LA OFRECEMOS A USTED.

SABER ESPERAR EN DIOS


Por Aurelio Nicolella.

El día había llegado para Juan Fernández junto a su familia, se mudaban a un nuevo barrio en las periferias de Santa Fe de Bogotá, mucho mejor que el que habitaban, estrenaban casa, era el hogar soñado por él y su esposa Margarita, años de ahorro, años de privaciones, años de no ir de vacaciones, años de orar y presentar sus deseos al Señor, pero el sacrificio valió la pena, hoy a pocas horas la familia Fernández estrenaría nueva casa.
Más que nunca el refrán español, de que sin sacrificio no hay beneficio se cumplía, en esta modesta familia colombiana.
Los Fernández creyentes sabían muy bien, que cuando uno pone sus sueños, en las manos de Dios, Él contesta, Él ayuda.
La familia Fernández, habían puesto siempre sus esperanzas hacia Dios, ha Él se encomendaban día y noche, oraban a la mañana y a la noche en cada comida, bendecían a su prójimos y se bendecían entre sí, se congregaban, cumplían con sus obligaciones tanto cristianas como ciudadanas.
Ellos no se preocupaban por lo que debían hacer o dejar de hacer, plasmaban en sus vidas la enseñanza de Jesús Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?”. Mateo (6:25).
Ellos no pecaban de ignorancia, porque sabían muy bien que haciendo la voluntad del todopoderoso, saldrían airosos de toda situación que se les presentara.
Hermana, hermana, me acuerdo de mi padre cuando me dijo hace años en una de esas crisis existenciales que como seres humanos tenemos, que si quieres que Dios te ayude, tú pon las dos manos, Dios pone una, porque con la otra te sostiene.
El esfuerzo para nuestros logros en este mundo va de la mano del Creador, para que su gloria sea vista por todos.
No debemos preocuparnos, intranquilizarnos o irritarnos, porque lo que deseamos de corazón no llegue en los tiempos que nosotros deseamos. Recuerda Dios tiene sus tiempos, y sus tiempos se cumplen.
Si el Señor, no nos hace entrega de eso que nosotros queremos, ahora, ya, es porque quiere que en este momento estemos atentos para ver o sentir otra cosa, para vivir algo que en este momento va a hacer mejor para nosotros, para nuestra vida espiritual.
Acuérdate del adagio que dice “Si durante la noche lloras porque no está el sol, no podrás ver las estrellas". Sin embargo el sol que es tan trascendental en tu vida, es una estrella, como cualquiera que vez a la noche, una alumbra con intensidad de día y las otras con debilidad por la noche, ambas son importantes para tu ser, el saber esperar también lo es.
Espero, que pongas en manos de Dios todos tus sueños, tanto personales como familiares, pero no te olvides mientras esperas debes esforzarte por ser feliz en la gracia de Nuestro Señor Jesucristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario