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LA ESPERANZA


LA ESPERANZA

Por Aurelio Nicolella

El doctor Wilson McNair, el famoso cardiólogo, en su autobiografía, "Doctor's Progress" (Progreso del médico) dice que: "...La esperanza es la medicina que uso más que cualquier otra, la esperanza puede curar casi cualquier cosa...". Y sostiene enfatícamente "...Sí, la esperanza es de vital importancia para la vida humana...".
El doctor Harold Wolff, profesor de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Cornell y profesor asociado de psiquiatría, dijo: "La esperanza, la fe y un propósito definido en la vida, constituyen una excelente medicina..."
Hoy en día los médicos ya no se preguntan que enfermedad tiene el paciente, sino que paciente tiene la enfermedad, porque algo hay cierto uno puede tener la peor enfermedad, pero si la voluntad de vivir, la esperanza, es grande tienes mucha probabilidades de vencerla.
Es que a la esperanza, se la suele definir como un sentimiento, positivo y constructivo que puede tener un ser humano.
La esperanza es aquel sentir que hace que un individuo construya hacia un futuro cercano o lejano una situación de mejoría o de bienestar.
Dicen los psicólogos, que para que tal sentimiento, la esperanza, se haga presente, la persona debe contar con una actitud optimista, volviéndose entonces la esperanza en algo mejor para la persona humana, para su bienestar, tanto interior como exterior con repercusión en su medio, su familia y también en su estándar de vida.
La esperanza no le da cabida a enfermedades como la depresión, la angustia o la ansiedad.
En su libro "Cosas de Dios" el evangelista Luis Palau, expresa que "...el hombre puede vivir cuarenta días sin comida, ocho días sin agua, y hasta seis minutos sin oxigeno, pero solo unos segundos sin esperanza..."
Eso es cierto, el hombre sin esperanza es una persona muerta, sin sentimiento, sin ganas de vivir, es sabido que con fe y esperanza viva, todo es posible obtener. Sin ellas todo va decidido al fracaso.
El cristiano deber tener fe y esperanza, dos pilares fuertes en que se sustenta su creencia. Por lo tanto no se puede concebir un cristiano sin fe, como tampoco un cristiano sin esperanza.
Cristo en su venida a la tierra vino a darnos esa esperanza, la cual era la salvación para nosotros simples seres humanos pecadores, echados de la presencia divina.
Grande ha sido la paga que tuvo que realizar, su propia vida, esa gracia fue realizada con el único fin de que tengamos fe y "esperanza".
El Nuevo Testamento nos dice: "Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene?. Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia. (Romanos 8:24-25).
Pablo, nos habla de que los cristianos tenemos una expectativa segura, sabemos que lo que Dios promete, cumple. El nos promete amor, compresión, prosperidad, paz y felicidad. Pero también tenemos una esperanza, de que Él venga.
Por cuanto es seguro que la promesa de Dios se cumplirá, podemos esperar pacientemente su realización tanto en lo que necesitamos en esta vida como en el goce en la nueva vida junto a Nuestro Señor.
Hermana, hermano, tal como aquella madre embarazada que debe soportar los dolores y pesares del alumbramiento, porque la esperanza del nacimiento de su hijo, es su expectativa, así el creyente también puede permanecer pacientemente bajo las difíciles pruebas de esta vida, teniendo la certeza que nuestro futuro es tan brillante como las promesas de Dios.

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